La actividad física realizada con regularidad a cualquier edad se asocia con beneficios
indiscutibles para la salud y es fundamental en la prevención y tratamiento de muchas
condiciones médicas. Entre sus beneficios se encuentra el aumento de la sensación de
bienestar y calidad de vida, disminución de la incidencia sobrepeso, obesidad, diabetes,
hipertensión arterial y dislipidemia, así como también de enfermedades cardiovasculares
(IAM, ACV) e incluso de algunos tipos de cáncer (colon, mama, riñón, endometrio, vejiga,
esófago y estómago). Además, en pacientes oncológicos mejora diferentes efectos
secundarios de los tratamientos y se muestra una disminución del riesgo de recurrencia de
enfermedad y un aumento de la supervivencia en múltiples grupos de pacientes con cáncer.
En un mundo en el cual la expectativa de vida se prolonga cada vez más, es fundamental
mantenerse activo físicamente para envejecer de manera saludable.
Las recomendaciones de la OMS incluyen un mínimo de 150 minutos semanales de actividad
física de intensidad moderada o 75 minutos semanales de intensidad alta o una combinación
de ellas.
Consideramos esencial la evaluación y promoción de la actividad física a todas las edades,
siendo parte del cuidado clínico estándar.