LOS CLINICOS LE DECIMOS A LA COMUNIDAD, A LOS COLEGAS Y A LOS LEGISLADORES
Las Sociedades del Foro Argentino de Medicina Clínica queremos expresar nuestra opinión respecto a la propuesta hecha pública acerca de la nueva Ley de mala Praxis que propone enjuiciar a los médicos por errores diagnósticos o terapéuticos (Ley Nicolás de Mala Praxis médica): Ver documento aquí
Nos solidarizamos con todas las personas que han atravesado situaciones críticas, y con todas sus familias y especialmente con quienes sufrieron la perdida de seres queridos.
Pero consideramos que “pre-judicializar” las acciones médicas es nocivo para la sociedad. Aunque quienes impulsan esta norma lo nieguen, se trata de una condena anticipada, tal como es posible observar cuando se alude a la suspensión “preventiva” de la matrícula ante una denuncia.
De aplicarse este concepto de responsabilidad previamente adjudicada violamos el principio de inocencia que involucra a toda persona que, por medio de una acción profesional, pudo haber generado un supuesto daño o perjuicio.
Esta propuesta de ley, supondría un juicio social irrevocable y el perjuicio a los profesionales de la Medicina estaría garantizado de manera continua (aún si la acusación no prosperase). Se constituye como una amenaza, una espada de Damocles sobre la profesión médica, una condena social asegurada, irreversible y maliciosa.
No aceptamos la creación de un registro único de médicos imputados (potencialmente teñido de denuncias maliciosas, o reales pero equivocadas) que coarte la libertad de trabajo como proponen en la ley.
¿Se considera ante una lesión sin intención de producirla que puede tener lugar en el trabajo, que tuvo como fin perjudicar a quien la sufre? ¿Por qué motivo se coloca a la profesión médica en una posición de perjuicio, desconociendo sus derechos legales – que son los mismos que cualquier otra profesión, arte, oficio o empleo- y se pretende diferenciarlos de otras actividades que pueden dar lugar a perjuicios o daños?
Recordamos que ya existe la ley 26.529 de los derechos de los pacientes en relación a los profesionales de la Salud. Los derechos de los pacientes se garantizan con la formación adecuada en grado y posgrado, con la unión ineludible de universidades, ministerios de salud, colegios médicos y sociedades científicas.
Criminalizar los actos médicos no garantiza estos derechos, puede reducirlos.
Las ciencias de la salud no son exactas, no se pueden asegurar resultados; sí se pueden asegurar procesos diagnósticos y terapéuticos basados en la evidencia, sumados a las experticias propias y a las decisiones compartidas con los pacientes. El uso de protocolos ayuda a limitar el margen de error. Un deber ineludible de la responsabilidad es no asegurar nunca resultados, se trata del despliegue de una actividad prudente y diligente, tal como la ejercen la mayoría de médicas y médicos en nuestro país.
Los resultados deseados pueden no alcanzarse por multiplicidad de causas, muchas no adjudicables a la voluntad y capacitación médica: pretender culpabilizar por ello a la profesión médica es otorgarle una potestad omnipotente que no tiene y que jamás pretendimos poseer (no decidimos maliciosamente ninguna acción perjudicial: “primun non nocere” -primero no dañar- es el principio guía de la profesión).
Los profesionales de la salud no son robots, son humanos, y suelen estar sometidos a presiones laborales, exceso de horas de trabajo, salarios insuficientes, necesidad de pluriempleo para mantener su hogar. Los profesionales de la salud somos humanos, tenemos limitaciones y errores, como cualquier otro profesional de otra índole: dichas situaciones ya se encuentran enmarcadas en los conceptos de impericia, imprudencia y negligencia que regulan la evaluación judicial de la responsabilidad médica.
Hay situaciones donde, a pesar de la adecuada actuación médica, no se logra el resultado esperado: ¿Cuál sería la situación frente a una reacción adversa que posee el tratamiento indicado si el beneficio esperable es superior? Este ejemplo representa situaciones frecuentes. Aplicar esta ley implicaría la imposibilidad de aplicar cualquier acción médica (basta pensar que son muy pocas las intervenciones que no poseen posibilidad de efectos adversos).
Ninguna persona y ninguna sociedad GANAN con esta Ley. Quienes buscan judicializar con base en el dolor, y las empresas de seguros médicos son quienes obtendrán el rédito en este contexto. PIERDEN las personas que necesitan atención, las instituciones públicas y privadas preocupadas por los nuevos riesgos que impone la amenaza de la judicialización permanente que los distrae de los objetivos de cuidar a las personas que acuden a ellos; PIERDEN los profesionales (fundamentalmente pierden salud, se suman padecimientos que se configuran en el ya conocido síndrome de Burnout).
La supuesta norma se asocia a la práctica de la “medicina defensiva” (que surge de hacer múltiples estudios en exceso, tan solo para protegerse de una eventual demanda). Siguiendo conceptos mundiales (prevención cuaternaria, elecciones sabias) la medicina defensiva ha demostrado ser cara, ineficiente y aumenta el riesgo de estudios que pueden poner en riesgo a los pacientes, y muchas veces hacerlos sentir más enfermos y con más miedos. Medios de comunicación inescrupulosos aprovechan la ocasión para alentar un debate estéril donde se pierden de vista los argumentos de fondo y las necesidades del sistema de salud y de todos sus actores
Si hubiera alguna duda respecto de un actuar profesional médico, serán las vías de prueba correspondientes las que definirán la situación, no la mera acusación, la angustia, ansiedad, intereses u opinión de terceros. Criminalizar a los médicos equivale a criminalizar a la Medicina, una de las nobles profesiones. Intentar enfocar una sanción mayor o específica contra profesionales de la Medicina implica una conducta discriminatoria negativa estigmatizante de la profesión en el supuesto absolutamente erróneo y tendencioso de pensar que la Medicina mata.
Además, señalamos lo inoportuno de quienes llevan adelante este proyecto, cuando los profesionales necesitan ser apoyados en esta pandemia, que enferma, interna y mata no solo a los pacientes sino a quienes los cuidan.
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